El cine, las películas de acción y, concretando aún más, la saga James Bond, es un cliente fiel a la industria de la automoción.Su vínculo con Aston Martin, iniciado en 1954 con Casino Royale, ha convertido al superdeportivo en un símbolo del film.

En esta ocasión, los diseñadores de Aston Martin se propusieron crear un vehículo exclusivo, concebido y desarrollado específicamente para la ocasión, sin que estuviera destinado a la producción en serie. Así, crearon el espectacular Aston Martin DB10.
La historia de su nacimiento es curiosa. Marek Reichman, jefe de diseño de Aston Martin, informó a Sam Mendes, director de la película, que el boceto del auto en realidad, no existía. A lo que Mendes respondió: “Muy bien, ¿podríamos hacer uno solo para James Bond?”. El resultado fue una edición limitada de diez espectaculares Aston Martin que solo aparecerán en el film.Las exigencias al fabricante no quedaron aquí. El director prefiere que las escenas de los vehículos sean reales, por lo que pidió que el DB10 “pudiera saltar”.No podemos imaginar la reacción cuando siete de los diez DB10 no superaron el rodaje –quedaron totalmente destrozado.Un gasto de 32 millones de euros, lo que supone el 12% del presupuesto total de la película: 270 millones de euros, o lo que es lo mismo, la entrega de James Bond más cara de la historia.Los diez Aston Martin no eran iguales: mientras que algunos estaban completamente equipados con todos los gadgets que permiten desplegar el arsenal del espía (que llega a contar hasta con un lanzallamas en el maletero), otros estaban exentos de cualquier artilugio. Solo incluían los asientos y las barras antivuelco, capaces de superar las situaciones extremas a las que han sido expuestos.

En una de ellas, el DB10 se precipita por unas escaleras 12 metros y ni siquiera tuvo que ser reparado a lo largo de las siete tomas que necesitaron. El auto hizo su trabajo sin sufrir daño alguno.
Aunque pueda parecer que es Daniel Craig el encargado de sacar el máximo partido al DB10, en realidad es un montaje. En el techo del vehículo se instala una jaula en la que están montados el volante, los pedales y un asiento para poder conducir desde ahí. El desafío para Craig es simular que está manejando el auto cuando, en realidad, su visibilidad es prácticamente nula. Las cámaras instaladas a escasos centímetros de su rostro le impiden ver la dirección que toma el vehículo.
Y si no es Daniel Craig, ¿quién conduce? El triple campeón británico de rallyes Mark Higgins, cuya labor tampoco es simple.
Aunque el Aston Martin DB10 es la estrella, no es la única joya que deleita los ojos de los amantes de las cuatro ruedas. El Jaguar C-X75 del villano Mr. Hinx, interpretado por el luchador de la WWE Dave Batista, ha cambiado su concepción híbrida para equipar un motor V8 Supercharged e igualar en condiciones al Aston Martin.

El Range Rover Sport SVR y el Defender Big Foots completan el reparto de vehículos que protagonizan Spectre.
